Algunos historiadores del pasado dicen que nació en Ferrara, otros en Reggio Emilia, pero es cierto que Barbara Torelli Strozzi es hija de Marsilio Torelli, conde de Montechiarugolo, y de Paola Secco, descendiente de Ludovico Gonzaga.

Barbara, además de una excelente escritora, era una mujer hermosa, pero desafortunadamente no nos ha llegado ningún retrato de ella. Escribió epístolas, canciones y sonetos, pero nos ha llegado solo una de sus composiciones literarias: el soneto dedicado al segundo, amadísimo, esposo: Ercole Strozzi.

La vida de Bárbara es toda una sucesión de lutos, fiestas, amores, intrigas, amantes, niños, suntuosos palacios y conventos de clausura; Se le dio en matrimonio a aproximadamente dieciséis años a Hércules Bentivoglio, capitán y hijo del señor de Bolonia, Sante Bentivoglio y Ginevra Sforza. Ercole también era sobrino del abuelo materno de Barbara y los dos tuvieron dos hijas: Costanza y Ginevra.

Vivieron juntos en Pisa hasta 1494, luego se trasladaron a Fermo, donde Hércules entró al servicio del Estado Pontificio, y donde la pareja permaneció hasta 1500. Fue entonces cuando Barbara fue acusada por un sirviente de tratar de envenenar a su marido, que la hizo encarcelar. Las acusaciones resultaron ser infundadas y el sirviente fue ejecutado mientras Barbara fue liberada de la prisión. El matrimonio, sin embargo, era ya infeliz antes, pero a partir de aquél momento fue marcado por una mutua desconfianza y en junio de 1501 Bárbara, con miedo de perder la vida, huyó a Urbino, refugiándose con su madre.

Ercole Bentivoglio se iba a ir a luchar contra los florentinos y, tras disculparse tanto con su esposa y con su suegra, preguntó a Paola Secco que mandara a su esposa que le seguiría en la Toscana. Paola Secco en vez pidió la protección de Francisco II Gonzaga, marqués de Mantua, al que también señaló que Bentivoglio había tratado repetidamente de prostituir a su mujer a un obispo por mil ducados. Fue así que Barbara Torelli encontró protección en un convento en Mantua. Salió de Urbino el 3 de enero de 1502 con Elisabetta Gonzaga, quien iba a acompañar a Lucrecia Borgia, la futura esposa de Alfonso I d’Este, a Ferrara. Elisabetta Gonzaga, una vez que llegó a Mantua, fue informada del hecho de que Cesare, el hermano de Lucrecia Borgia, en su ausencia había tomado posesión de su estado.

A Barbara tampoco le iba tan bien, ya que desde Mantua intentó recuperar su conspicua dote al Bentivoglio, que por su parte trató de hacer casar Costanza, la segunda hija. Por lo tanto, las mujeres se encerraron en el convento del Corpus Domini, en Ferrara, al abrigo de los asesinos de los Bentivoglio y desde allí Barbara organizó la boda de su hija con Lorenzo Strozzi, sobrino de su futuro segundo marido.

Alrededor de 1504 comenzó la historia de amor entre Barbara y Ercole Strozzi, el hermoso tío de Lorenzo era también poeta. El joven en Ferrara se consideraba un tremendo donjuan, componía versos de amor que también podían encender el alma de Lucrecia Borgia, de la que llegó a ser el alcahuete. Pero también se enamoró de la encantadora Barbara, que le había dado un hijo llamado Cesare en honor a Valentino. Los dos pudieron en 1507, a la muerte de Bentivoglio.

El matrimonio no iba exento de críticas, dados los vínculos que ya existían entre las dos familias, especialmente porque el doble casamiento con los Strozzi traía sumas considerables en las arcas de aquella familia.

Barbara, sin embargo, tenía aliados poderosos, incluso los Sforza, porque su hija Ginevra se había casado con Gian Galeazzo Sforza. Su felicidad, sin embargo, fue de corta duración: el 6 de junio de 1508, el fascinante Ercole Strozzi fue asesinado con 22 puñaladas frente a Casa Romei (donde unos años después Lucrecia Borgia fundó un monasterio). Ercole fue enterrado en la iglesia de Santa María en Vado, a la que Bárbara hizo donaciones hasta sus últimos días y donde al principio se había comprado una tumba a pesar de que más tarde quiso enterrada en Pisa.

El delito de Ercole Strozzi quedó impune, a pesar de que el estado de los Este estuvo equipado con una policía muy eficientes, la investigación no se inició nunca, y esto sugiere que el instigador era una persona muy influyente.

Bárbara permaneció en Ferrara por unos años y luego, sintiéndose en peligro, se mudó a Venecia y pasó los últimos veinte años de su vida entre Reggio Emilia, Bolonia y Pisa, donde quiso ser enterrada al lado de sus hijas, en la iglesia de San Nicola, pero de su tumba, después de la reconstrucción del edificio, no queda rastro.

Barbara Torelli Strozzi sobrevivió a todos sus hijos, y por su voluntad heredó sus bienes a sus sobrinos.

De sus escritos solo nos ha llegado un soneto, escrito después del asesinato de su hermoso Ercole:

Estinguida es la cara del amor, el dardo está roto,
y el arco y el carcaj y cada uno de ellos,
entonces esa Muerte cruel la planta sacudida,
a cuya sombra yo dormía debajo.

Oh, porque no puedo yo en la fosa corta
con él entrar, donde el sino lo llevó,
el que solo hace cinco días y ocho
Amor ató antes del gran golpe.

Me gustaría con mi fuego con el hielo frío
intimidado, y reimpastar con lágrimas
el polvo y revivirlo a una nueva vida:

y me gustaría decir, audaz y audaz,
mostrarle a él, quien rompió la querida trampa,
y decirle: Amor, monstruo cruel puede hacer tanto.

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